A mediados de mayo salió a la luz “Bien o mal”, el segundo álbum de
estudio de Mateo Palacios Corrazzina, Trueno. Este nuevo disco del rapero de
20 años, reivindica la historia latinoamericana y las luchas populares.

Se puede decir que “Bien o mal” es un canto a nuestra América Latina.
Se recuperan las raíces originarias y se habla de un presente que recupera las
luchas del los pueblos. Además, el álbum tiene una fuerte marca nacional,
anclada en el sentir de ser argentino. Este pibe que supo competir en las
peleas de gallos del freestyle, en las que comenzó a hacerse conocido tanto en
la escena local como internacional, da un salto adelante en su carrera con un
disco de protesta y fiesta.
“Voy al futuro, vengo de tierra santa Latinoamérica no llora, canta. Tengo la
sonrisa celeste y blanca. Si subo la mirada, la luna se levanta”, afirma en la
canción ‘Tierra Santa’. Ahí también referencia a las recientes luchas de los
pueblos de este lado del mundo y apuesta a la unidad de esta tierra mestiza:
“Busco la paz en Bolivia, en las calles de Chile. Me busco en invierno el
aguardiente de Colombia. Vengo del barrio del tango y llego al meridiano. Para
borrar con la mano la línea divisoria”.
En ‘Argentina’ -que interpreta junto a Nathy Peluso- les recita a las provincias y
sus marcas particulares: “Mi Argentina querida es la tierra donde nací. Sangre
de cóndor andino, de puma y de coatí”. Pero no es sólo un cantar a la fauna
autoctona, es también recitarle a las heridas recientes de nuestra historia
recientes: “Los wachos de la esquina son soldados caminando por arena y
lodo. Circula adrenalina por un pueblo destrozado con los sueños de oro (…)
Estoy hablando con Santiago del Estero, Santiago Maldonado y los hermanos
que se fueron”.
Y podríamos seguir recorriendo las letras de este álbum que sin dudar, es la
expresión de una nueva generación de jóvenes interpretes que a la calidad de
su producción, se les suma el compromiso con una realidad dura a la que no
miran para el costa: Wos, Nathy Peluso, Bizzarap, Nicky Nicole, entre otros y
otras.
“Estamos frente a un material que se despliega en carteles gigantes por las
calles de Nueva York mientras enuncia, sin pelos en la lengua, las marcas
imborrables de la dictadura cívico militar en nuestra sociedad, y las hermana
con las experiencias de otros países latinoamericanos” (Télam). Las
repercusiones de este disco que mezcla celebración, con bronca, son enormes.
Un pibe del barrio de la Boca que promociona su música en las grandes
ciudades de los centros del poder mundial, y en la esquina de cada barriada
popular que siente en carne propia lo que quieren contar sus letras.

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