Este 9 de abril, se cumplen 50 años desde que en 1972 el Partido Comunista
Revolucionario de la Argentina decidió fundar su Juventud, la JCR, una herramienta
de lucha por la revolución.

Rompiendo con la dirección del viejo Partido “Comunista” de la Argentina, que había
abandonado al Che Guevara que combatía en Bolivia y que había abandonado la lucha por
terminar con los sufrimientos de nuestro pueblo y nuestra patria mediante una revolución,
miles de militantes con Otto Vargas y Pedro Planes a la cabeza, fundaron el PCR en 1968.
Cuatro años después, en 1972, en un mundo donde el pueblo vietnamita resistía la
invasión estadounidense en Vietnam, en un mundo donde millones en China
protagonizaban la revolución cultural proletaria, en medio de una Argentina conmovida por
grandes puebladas como el Cordobazo, el Rosariazo, Correntinazo y el Rocazo, el PCR
decide fundar su Juventud.
La rebeldía de un pueblo, y en ello la de los más jóvenes, necesitaba una herramienta que
organizara ese protagonismo que existía en las asambleas de fábricas, zonas agrarias,
aulas y en los barrios y en los cuerpos de delegados, para que avance en la lucha por el
poder político.
La JCR, en estos años estuvo a la cabeza de las grandes luchas que protagonizó el
pueblo argentino. Junto a miles, fue parte de la pelea para denunciar y enfrentar, desde
1974, el golpe de Estado que se avecinaba sobre el gobierno tercermundista de Isabel
Perón. Finalmente, en marzo de 1976, el golpe alentado por sectores principalmente
prorrusos, se impuso. Esa dictadura, que llegó para desguazar la industria nacional, y para
aplastar la rebeldía que crecía en nuestra tierra, dejó 30.000 detenidos-desaparecidos.
Asesinados en esa lucha y en la resistencia contra la dictadura, Enrique Rusconi, Gody
Álvarez, René Salamanca, entre muchos otros camaradas del Partido, y Manuel Guerra,
Luis Márquez y Miguel Magnarelli, de la JCR, son el ejemplo que seguimos miles que hoy
peleamos por ser comunistas. Ejemplo porque cuando los torturaban, con su silencio que
les costó la vida, salvaron a la organización. Entre lo individual o lo colectivo, entre
salvarse ellos o salvar la organización…eligieron lo colectivo.

“Somos de la gloriosa juventud argentina, la que hizo el Cordobazo, la que peleó en
Malvinas”
En abril de 1982, iniciamos la recuperación de nuestras islas Malvinas. La agresión del
imperialismo inglés, desató el patriotismo de miles de argentinos y despertó la solidaridad
de los pueblos del continente, que se disponían a ir a combatir a nuestras islas contra los
ingleses. La JCR fue parte de ese gran torrente de jóvenes y no tan jóvenes que aún en las
peores condiciones, estaban dispuestos a enfrentar a los ingleses, y que dejaron la vida
por defender nuestra tierra. Es por eso que decimos que son héroes.
La JCR fue parte de los miles y miles que enfrentaron en los 80’ la hiperinflación de
Alfonsín; fue parte de la pelea contra las políticas neoliberales de Menem de privatización
de nuestra industria, de destrucción de la educación técnica y contra la Ley de Educación
Superior.
La JCR fue parte de esos millones que protagonizaron a lo largo y a lo ancho del país El
Argentinazo, esa gran pueblada nacional que echó un presidente y marcó un camino para
el triunfo de la revolución en nuestro país.
Fuimos parte de la heroica lucha de Terrabusi/Kraft y de la rebelión agraria y federal que
termino de bocetar cual va a ser el camino de la revolución en la Argentina. Estamos
profundamente orgullosos de nuestra historia y de nuestros mártires queridos.
No luchamos por lo posible, luchamos por hacer posible lo necesario
En los últimos años, los jóvenes de la Juventud Comunista Revolucionaria de la Argentina
fuimos parte de los cientos de miles que enfrentamos en la calle la política de Macri, que
arrojó a millones a la pobreza, la miseria y la desesperación, que buscó privatizar la
educación y la salud públicas. Fuimos parte de esa herramienta electoral que fue el Frente
de Todxs, para sacar al gato con los votos en las urnas.
La JCR fue y viene siendo motor del movimiento #NiUnPibeMenosPorLaDroga,
herramienta de miles de pibes y pibas que para las clases dominantes son descartables,
que lucha para que la educación, la cultura y el deporte no sean el privilegio de unos
pocos; también viene siendo motor de la lucha por el acceso a la tierra, para poder levantar
una casa propia o para producir sin tener que pagar los alquileres altísimos.
Desde la JCR, somos parte de miles que en las aulas de los colegios y de las facultades
buscamos organizarnos en la pelea por comedores, por becas, viandas, boleto, albergue,
para que los hijos e hijas de este pueblo puedan terminar la escuela y terminar la
Universidad. Somos parte de esos y esas miles de estudiantes que, en medio de la
pandemia, con su solidaridad pusieron al servicio del pueblo, en los barrios y zonas
agrarias sus conocimientos al servicio del pueblo.
Y somos parte de las miles de pibas que se organizan para frenar lo femicidios, con las
redes de contención y con la exigencia de refugios, las promotoras y voluntarias en
prevención de violencia y la pelea por que se declare la Emergencia Nacional en Violencia
contra las Mujeres. Somos parte de ese movimiento de mujeres que vio nacer y sostuvo
durante 34 años los Encuentros Nacionales de Mujeres, una experiencia única en el
mundo. Y fuimos parte y protagonistas de esa marea verde que se alzó en 2018, con la
fuerza de la historia de más de 15 años de Campaña, y logró en 2020 la legalización del
aborto en nuestro país para que no haya ni una muerta más y por nuestro derecho a
decidir.

Seamos protagonistas de la política
En esta Argentina que va saliendo de la pandemia, en que el 50% se encuentra en la
pobreza, donde el acuerdo con el FMI obliga al Gobierno a profundizar el ajuste sobre el
pueblo, hay quienes se presentan como la opción “rebelde”. Las recetas que propone Milei,
que canta canciones de La Renga en sus actos y propone quemar el Banco Central, no
son algo nuevo para la Argentina. Las políticas de Menem en los 90’, de la dictadura de
Videla-Viola han sido muestras de cómo esas políticas liberales trajeron más pobreza y
dependencia para nuestro país.
También están quienes proponen que nos adaptemos. Que en un planeta al borde de la
tercera guerra mundial, no nos queda otra que juntarnos con Rusia y China (los disfrazan
como si fuesen potencias amigas de los pueblos), para enfrentar la dominación de los
Estados Unidos y los ingleses sobre nuestro pueblo. Nos proponen que esta es la
Argentina posible, donde nunca se va a terminar la desocupación, y donde la mayoría de la
tierra va a estar siempre en manos de un puñado de familias, y donde a lo sumo se pueden
hacer algunas mejoras.
Estos, alientan que los y las jóvenes tenemos que delegar la política para que la realicen
otros. Nos proponen que antes que organizarnos desde los cuerpos de delegados, desde
los clubes, comités de crisis, para que millones tomemos en nuestras manos la política y
podamos decidir el camino de lucha para avanzar, le dejemos la política y las decisiones a
los hombres de saco y corbata, y a las mujeres de las cámaras legislativas u otras
instituciones del sistema.
Alientan que antes que rebelarnos contra este sistema, “trasgredamos normas”, o que nos
rebelemos frente a nuestros padres y madres, o frente a “los viejos”. Hay jóvenes
miserables como los macristas y son abanderados de las clases dominantes , y están los
“viejos” que se mantienen rebeldes hasta el último minuto de su vida, como lo fue Otto
Vargas. La juventud no es una virtud en sí misma.
Con la rebeldía organizada
La JCR cumple 50 años. Tenemos la tarea de ponernos a la altura de este pueblo que
viene pidiendo cancha. Sentimos el aliento de las luchas de los pueblos del continente, la
resistencia y valentía del pueblo en Ucrania, de la solidaridad organizada en las brigadas
sanitarias y frente a las quemas en Corrientes. Tenemos la certeza de que la lucha que
iniciaron otros hace años para hacer posible la revolución y el comunismo en nuestro país
y en todo el mundo, va a triunfar. La historia demostró que no hay otra forma de terminar
con la dependencia de nuestro país y que la tierra sea para quien la trabaja o quiera
trabajarla, sin una revolución en que el pueblo alzado tome el poder. Donde se hizo la
revolución y el pueblo empezó a construir una sociedad socialista, se demostró que se
vivió mejor. Otros caminos que prometían dar pasos en ese sentido, han demostrado su
fracaso.
Es con la rebeldía organizada en cada barrio, cada pasillo de villa, cada aula, quinta o
sección de trabajo, con la democracia grande de las asambleas donde hablan hasta los
más callados, es ese el camino por el que pueblo y en particular la juventud, viene pidiendo
cancha. Para que para los millones de jóvenes que son considerados descartables, la
revolución pase a ser la esperanza, los comunistas revolucionarios tenemos el desafío de
fundirnos y continuar trabajando y luchando codo a codo, en cada comedor, club o casa,
junto al resto de nuestros compañeros, para que se resuelva el hambre, la vivienda digna y
un futuro lejos de la esquina, la marginación o el afano.
La JCR ofrece un puesto de lucha para todos y todas las que no aceptan la vida que nos
ofrecen; para los que quieren terminar con el hambre y la desocupación de una vez; para
los y las que quieren que la salud esté en manos del pueblo y deje de ser privilegio de
pocos, para los y las que necesitan un pedazo de tierra para vivir o para seguir
produciendo. Para los y las que no queremos más guerras por ambiciones de los países
imperialistas. Para las que quieren romper todo cuando matan o violan a una piba. Para los
y las que sienten lo más hondo las injusticias contra los desconocidos y contra los que
tenemos al lado. Para todos ellos y todas ellas, para los lectores y lectoras de esta revista,
ofrecemos un puesto de lucha. Porque para hacer posible la revolución, necesitamos ser
cientos de miles, para organizarnos con los millones que no quieren adaptarse a lo que nos
propone este sistema de mierda.
¡El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo!