Hoy es el día del futbolista en conmemoración a los goles y a la figura de Diego Armando Maradona, quien escribió a un 22 de junio en el Mundial del 86 contra los ingleses, una de las páginas más épicas del futbol y la cultura popular. A 35 años de ese memorable partido compartimos esta nota.

El 25 de noviembre murió a los 60 años Diego Armando Maradona, el mejor futbolista de la historia. Su muerte caló hondo en nuestro pueblo y generó tanto dolor y tristeza que necesitamos reunirnos masivamente para despedirlo. La noticia provocó reacciones de los pueblos de muchas partes del mundo, en particular de los países oprimidos.

Diego nació en Villa Fiorito en un hogar humilde y fue el cuarto de 8 hermanos. Siempre contaba que su mamá simulaba dolores de panza a la hora de la cena porque la comida no alcanzaba. De su familia aprendió a hacerse respetar, a defender sus derechos y a no agachar la cabeza ante las injusticias de la pobreza

El potrero le enseñó a dominar la pelota como ninguno y gambetear las patadas, en el fútbol y en la vida. Por su extraordinario talento rápidamente pudo cambiar la situación económica de su familia, pero nunca se olvidó de su origen ni renegó de él.

En el Mundial de Fútbol en México de 1986, a 4 años de la Guerra de Malvinas, Diego le convirtió a los piratas ingleses los dos goles más antiimperialistas de la historia con la “mano de dios” y el “gol del siglo”. Luego de vencer a los alemanes en la final, levantó la Copa del Mundo.

En el Mundial de Italia 90, nos llevó hasta la final jugando todo el torneo lesionado. Defendió nuestra bandera y nuestro himno en el partido contra el equipo local y en la final perdimos por un penal en contra muy discutible. En Estados Unidos 94, lo sancionaron y nos “cortaron las piernas” a todxs.

Del Riachuelo para el mundo

Diego había debutado en 1976 con Argentinos Juniors y luego pasó a Boca donde salió campeón. Jugó en Barcelona y brilló en el Nápoli, equipo del sur italiano, históricamente relegado y empobrecido. Logró partidos épicos con la celeste, demostrando siempre que el sur también existe. Luego jugó en Sevilla de España y volvió a nuestro país para ponerse la camiseta de Newell´s, Fue DT de la Selección Nacional en el Mundial de Sudáfrica en 2010 y también dirigió a Mandiyú, Racing, equipos árabes y en el último tiempo a Gimnasia de La Plata.

Diego defendió a nuestro país, y a todos los países latinoamericanos, ante las agresiones del imperialismo yanqui. Convocó y fue parte de las actividades contra el ALCA de Mar Del Plata en 2005 en las que el pueblo argentino repudió la presencia del fascista presidente yanqui George Bush.

Defendió la causa Palestina y repudió las guerras imperialistas. Apoyó a las Madres, a las Abuelas y a la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. Reivindicó las luchas de los pueblos, la revolución cubana y al Che.

El Diez se le plantó fuerte a Macri. Dijo que no había trabajado nunca, que el gobierno de Cambiemos era de “Ricachón y sus amigos” y que “con sus políticas le cagó la vida a los argentinos”. Últimamente apoyó el impuesto a las grandes fortunas, recordando su origen humilde.

Su increíble talento y el auge del fútbol como negocio lo hicieron millonario y famoso. Le resultó muy difícil controlar el hecho de pasar de sufrir tremendas penurias a la posibilidad de tener lo que quisiera y se hundió en las adicciones. Los excesos y el descontrol lo llevaron a cometer errores graves, con una cantidad de hechos de violencia machista totalmente repudiables.

La pelea contra la droga y las recaídas marcaron su vida y aceleró su deterioro físico, anímico y mental. Diego seguirá presente en los corazones del pueblo argentino por las alegrías que nos dio en las canchas, por convertirse en símbolo de lucha contra las injusticias, por la rebeldía ante los poderosos y por apoyar causas populares.

¡Hasta siempre, Diego!

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