Entre amor, amistad, injusticia, apocalipsis climático, vagones y lucha de clases, Snowpiercer se centra en una ciencia ficción distópica, pero tiene elementos para pensar nuestra propia realidad. Te contamos de que trata esta serie que está entre las más vistas de Netflix ¡Spoiler Alert!

La trama se centra en un futuro distópico postapocalíptico donde a partir del desequilibrio ambiental, profundizado por las guerras y la contaminación de las grandes empresas, el calentamiento global genera un derretimiento total de la tierra y el colapso de todas las especies. Para contrarrestar todo esto un grupo de científicos intenta enfriar la tierra, pero todo empeora… la congelan hasta su núcleo. El único visionario que anticipa esta situación es el “Sr. Wilford”, un
empresario poderoso que inventa su propia arca de Noé: un tren de 1001 vagones de largo para viajar alrededor del mundo sin parar, generando energía suficiente para que parte de la humanidad pueda sobrevivir hasta que la tierra se
descongele: El Snowpiercer.

Los ricos, muchos de ellos responsables de esta situación -cita textual de la serie-,se refugian en el Snowpiercer, mientras que la gente pobre abandonada en el mundo congelado a -119,6’C, tiene que invadir el tren para hacerse un lugar en algunos vagones y sobrevivir.

“Esta es nuestra revolución “
El Snowpiercer cuenta con todo lo que la sociedad actual tiene: escuelas, huertas, hospitales, lugares donde hacer fiestas, casinos, donde hacer deportes, mercados y demás. Incluso, está dividido según las clases sociales, donde los “dueños del mundo”, gobernantes, reyes, empresarios, multimillonarios, etc. es decir, la minoría que concentra la riqueza de nuestro mundo, cuenta con la mayoría del tren, ya que tienen a disposición cientos de vagones para recreación, juego, banquetes y demás.
Mientras que, después de la 2da y la 3ra clase, están “las escorias”, quienes viven en vagones oscuros, sin siquiera ver la luz del sol, racionando y comiendo las sobras del tren y sin acceso a ningún lujo con el que cuenta el Snowpiercer, ni
siquiera a la educación o la salud, muriendo en la miseria y el hambre. Nada más parecido a la realidad que vivimos en esta sociedad capitalista actual. Así es como las “escorias” empiezan a organizarse para hacer la revolución, con
Layton -el protagonista- a la cabeza. Contando minuto a minuto el tiempo que los guardias dejan las puertas de los vagones abiertos, armando planos de los puntos claves del tren y demás. Se van preparando y perfeccionan la organización colectiva, llegando hasta el último de los “escorias”, luego de muchas revoluciones fallidas.

El conflicto comienza cuando la vocera del Sr. Wilford -Melanie Cavill- convoca a Layton (que en la vida antes del apocalipsis climático era detective) para resolver una misteriosa cadena de crímenes que sucedieron en el tren. Layton acepta porque obtener acceso a los vagones de clase alta le proporcionará información crucial que ayudará a los habitantes de la cola a organizar la rebelión.

Pros: Lucha de clases y frentes únicos

Si bien es una serie que propone un futuro distópico, tiene muchos elementos para analizar nuestra realidad actual. Durante toda la trama se pone en discusión la necesidad de ganarse a las clases aliadas con las que comparten el mismo enemigo y las mismas necesidades, convenciendo a la 3era clase unirse a la rebelión. Incluso, se discute el problema de tener aliados dentro de las fuerzas represivas (policías) o en sectores claves del tren para estudiar más a fondo las condiciones de cada vagón. También, se plantea utilizar las contradicciones de la 1era clase (las clases dominantes) para ganar tiempo y fuerza a la hora de encender la rebelión.

Contras:

Se puede interpretar que la serie exagera a un extremo las desigualdades sociales y la crisis ambiental, llevando a que los espectadores concluyan que la sociedad en la que vivimos actualmente es mucho mejor por lo tanto no hace falta cambiarla. Además, la serie redunda en un estilo poco original, ya que hay muchas de ciencia ficción de este tipo en Netflix y otras plataformas.

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