Reproducimos una entrevista íntima realizada al quien fuera Secretario General del Partido Comunista Revolucionario, Otto Vargas, en nuestra edición 247 de marzo de 2010, en la sección Historias de afiliación.

Otto nació en 1929, en Choele Choel, un pueblo ubicado en el Valle Medio del Río Negro. A los 7 años la familia se mudó a otro pueblo cercano, fundado por galeses, llamado Luis Beltrán. En el seno familia que adhiría a la República española, su infancia transcurrió en una Patagonia a la que llegaban pocas noticias de las huelgas que conmovían al país en 1936, pero donde se seguía de cerca la guerra civil española y los inicios de la Segunda Guerra Mundial. “Se seguía mucho la política internacional. Hay dos o tres hechos que son, desde el punto de vista de la formación política, decisivos si uno los ubica en la época: primera cuestión fue la crisis; porque mi padre era empleado y quedó desempleado cuando la crisis, entonces estuvimos años con muchas dificultades. Primero tuvimos que ir a Bahía Blanca a la casa de mis abuelos, después volvió a tener trabajo mi padre y volvió al pueblo… Y recuerdo la miseria de esos años que era muy grande, y que tal vez fue lo que más me impresionó o me impregnó, desde el punto de vista político y social para el futuro (…) Siempre digo que es muy difícil para quien no conoció esos años entender al peronismo. Precisamente porque posteriormente fui a estudiar a Bahía Blanca -el secundario- y vivía en un barrio que era fundamentalmente ferroviario, el barrio Noroeste de Bahía Blanca y el recuerdo que tengo es que todos los chicos con los que jugábamos al fútbol, que eran más grandes que yo – yo tenía 13 años entonces- eran desocupados y muy pobres. Y de pronto, cuando vino el peronismo fue un procesos casi paulatino por el que todos se fueron transformando en obreros y fueron dejando el barrio fueron dejando el baldío, se fueron incorporando a la producción. Cambió totalmente la vida (…).«

La decisión

“Yo espontáneamente me consideraba socialista. Pero socialista en general, ¿me explico? Me acuerdo que en Bahía Blanca fundamos una bibloteca con compañeros  que después supe que eran socialistas, de la Juventud Socialista. No tenía militancia pero era socialista en general, partidario de las ideas socialistas, pero espontáneamente.  Después cuando termino el secundario y vengo a la Capital Federal, iba a ingresar inicialmente a la Escuela Naútica y no pude ingresar porque sorpresivamente pusieron un examen de ingreso que no existía antes; era una forma de hacer entrar a los acomodados. Yo vivía en una pensión, en la calle Defensa, que era una pensión típica de esa época, porque todos los que vivían eran obreros, vivíamos en piezas de cinco personas y el que no trabajaba en Bagley, trabajaba en la Anglo, en Siam…. Eran todos obreros, en la pensión y en la pieza. Un compañero de la pieza era un portuario, paraguayo comunista que se dio cuenta de mis ideas en el momento en que tdos eran peronistas. Entonces él, cuando se iba a trabajar, me dejaba el semanario del PC, Orientación, arriba de la mesa para que lo leyera. Y leyendo el diario del PC encontré la dirección de la librería, y fui y compré, bueno, me atiborré de libros (rié) El Estado y la Revolución, libros de Marx, y como no pude ingresa a la Escuela Náutica y tenía que decidir que hacer, me llevé todos esos libros a Río Negro. Cuando volví, volví con todas esas ideas en la cabeza, y fui a estudiar a La Plata. En La Plata en la pensión donde vivía había ya un fermento político en todos nosotros. Había un muchacho trotskista que era del grupo que fundó Nahuel Moreno (…) Ángel Palumbo se llamaba, ejerció una influencia muy grande porque lógicamente yo tenía una mezcla ideológica terrible: por un lado simpatizaba con el socialismo y por otro era católico. Incluso a veces iba a misa también. Entonces este muchacho con típica manera trotkista, me ridiculizaba, ridiculizaba mis ideas religiosas , me sometió a una educación ideológica violenta (risas) y me hizo romper con todas esas cosas religiosas(….) Pero al mismo tiempo veía que él  y los amigos de él eran muy charlatanes y no hacían nada, ¿me explico? Y después de mucho pensar, porque yo quería hacer algo, decidí irme a afiliar al PC. No conocía a ningún comunista”.

CH: ¿Solo?

R: Solo. Fui yo a afiliarme. Tenía dos cosas que no comprendía, no entendía, que no estaba de acuerdo: una era la Unión Soviética sobre la que tenía muchas dudas, y otra era el culto a la personalidad de Stalin. Y después no sabía nada de la política nacional, ni de la línea del PC. Pero era comunista por lo que había leído. Incluso algunas obras que leí, anticomunistas me hicieron más comunista (…) me dí cuenta que la línea divisoria en el mundo, la gran línea divisoria en el mundo pasaba por la URSS. Y sobre la Revolución Rusa y el comunismo. Lógicamente cuando me fui a afiliar al local del PC, me miraron con desconfianza: morocho, del interior que se yo (rié). Pasaban los días y nadie me venía a ver. Hasta que un día un compañero al que volví a encontrar después de muchísimos años, me vino a ver y me incorporó a la militancia…El “Negro” Infante- que luego fue director de Radio Rivadavia y el diario El Mundo que era dirigente de la Federación Juvenil Comunista (FJC) en la Facultad de Derecho. Yo estaba en Derecho, me vino a ver, me incorporó y ahí empezó mi militancia.(…)

Las Primeras Tareas

CH: ¿Vos ingresaste al Partido o a la FJC?

O: A la Juventud.

CH: ¿Y cómo empieza la militancia? Volanteás, abrís una célula…

O: Y a lo primero que salgo es a pintar, es decir pintar, volantear. En esa época no había autonomía universitaria, asi que la policía entraba directamente en la universidad. No es como ahora que se podía repartir cualquier volante. Mi primera tarea fue salir a pintar. Recuerdo que asesinaron a dos compañeros: un grupo fascista asaltó un local del PC, el local del Comité  Central en la calle Viamonte y mataron a dos militantes, Albarracín y Redondo, y la primera tarea que hago es salir a pintar toda la noche en repudio a ese crimen. Y después, cada dos por tres íbamos presos. Recuerdo que en un período relativamente breve caí como cinco o seis veces preso, estaba dos o tres días o qué se yo: en la época del peronismo te aplicaban el Código de  Faltas y te pegaban algunos sopapos (…).

CH: ¿Cómo empezás a adquirir más responsabilidades?

O: Pasé a ser secretario del círculo de Derecho, después viajé al Festival Mundial de la Juventud en el año ’51, que se hizo en Berlín,  y al regreso pasé a ser responsable del sector universitario de La Plata, y al poco tiempo entré en el Comité Central de la Juventud, que era una organización que se había reducido mucho en aquel entonces.

CH: ¿Por la represión?

O: No, como resultado entiendo del peronismo de las consecuencias primero del peronismo y en la universidad como resultado de que la enorme masa de los estudiantes se había volcado a posiciones anticomunistas. Es decir, la guerra Fría había dividido al movimiento estudiantil y nosotros quedamos aislados por un tiempo bastante largo.

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