Este  9 de octubre se cumplieron 53 años del asesinato de un gran  comunista y revolucionario. La muerte del Che no fue en vano. Su ejemplo es un faro para los pueblos oprimidos del mundo que siguen buscando los caminos para su liberación.

Che Guevara archivos - Radio Cultura

Hace 53 años el mundo fue sacudido por la noticia del asesinato del Che en Bolivia. La foto de su cadáver, tirado sobre una tabla en un pueblito boliviano, con los ojos abiertos y esa extraña sonrisa jugueteándole en la cara, recorrió el mundo y se clavó para siempre en la memoria de las masas, de los humildes de la Tierra, y se transformó en una de las imágenes que enarbolarían en el futuro todos los revolucionarios del mundo.
También vertieron lágrimas de cocodrilo, sobre todo mucho después, los filisteos y oportunistas, que lo atacaron en vida, nos prohibieron solidarizarnos con él y nos castigaron por hacerlo, y lo dejaron solo, terriblemente solo, en Ñancahuazú.
Al año de su asesinato, dirigentes de la izquierda argentina firmamos una declaración de homenaje que comienza diciendo: “Hay hombres que al morir, renacen invencibles para la historia”. Si se lee con atención quiénes firmaron esa declaración y quiénes no lo hicieron se sabrá quiénes estuvieron junto al Che, en ese momento, y quiénes, con falsos argumentos ideológicos, estuvieron en la vereda de enfrente.
El Che vive en el recuerdo de las grandes masas y su imagen es estandarte en sus luchas en todo el mundo. Fue uno de esos hombres que llevan sus ideales en la sangre y dan su sangre por esos ideales. Fue un hombre que decía lo que pensaba y hacía lo que decía, a diferencia de los políticos corruptos de la burguesía. Su vida fue el modelo de los luchadores que aspiran a crear una nueva sociedad sin explotados ni explotadores.
El Che marcó el camino, como planteó esa declaración de 1968, para una Revolución latinoamericana que “será antiimperialista, antioligárquica y antimonopolista, encabezada por la clase obrera y se apoyará en la lucha diaria de las masas oprimidas, eligiendo desde ya, como único camino para la toma del poder, aquél que juzgamos inevitable: el de la lucha armada”. Mientras la necesidad de esta Revolución esté planteada en América Latina, el mensaje que dejó el Che con su lucha heroica estará vigente.
Hoy el proletariado, que en su momento gobernó en la tercera parte de la tierra, ha sido derrotado. Con la restauración del capitalismo en los ex países socialistas se cerró una etapa en la lucha por terminar con el capitalismo y la explotación del hombre por el hombre. Hoy sabemos, con la dura enseñanza de la práctica histórica, que la lucha por el socialismo y el comunismo será dura, cruel, y cubrirá todo un largo período histórico, con triunfos y derrotas, y mientras esté vigente esa lucha, la figura del Che y sus enseñanzas seguirán iluminando el camino del combate de millones de explotados en todo el mundo. (De Otto Vargas, secretario general del PCR). 

 Che Guevara - Wikipedia, la enciclopedia libreGuevara antes de ser el Che

Ernesto Guevara nació en Rosario el 14 de junio de 1928 y fue el mayor de cinco hijos. En su infancia y adolescencia vivió en Córdoba, hasta 1947, y las primeras ideas políticas las recibió de sus padres, vinculados a sectores de republicanos españoles emigrados. De joven, para sobreponerse a su asma, práctico deportes, entre ellos rugby. Fue a Buenos Aires a estudiar medicina, allí se hizo amigo de Tita Infante, militante comunista. Es el período de sus primeros viajes por Argentina.

“Constituimos una sola raza mestiza”

En 1952, Guevara realiza su primer viaje a países latinoamericanos, retratado en la película “Diarios de motocicleta”. En Perú influenciado por el médico Hugo Pesce, quien fuera fundador junto a Mariátegui del Partido Comunista de Perú, va con su compañero de viaje a trabajar a un leprosario. A los 24 años escribe en su diario: “Creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza (…)”.

 Segundo viaje latinoamericano

Ya recibido realiza su segundo viaje por América del Sur. Bolivia luego de la revolución de 1952, Perú, Ecuador, y la Guatemala donde es presidente Jacobo Arbenz son sus destinos. En una carta enviada desde San José de Costa Rica a su tía en1953 afirma: “En El Paso tuve la oportunidad de pasar por los dominios de la United Fruit convenciéndome una vez más de lo terrible que son esos pulpos capitalistas. He jurado ante una estampa del viejo y llorado camarada Stalin no descansar hasta ver aniquilados estos pulpos capitalistas. Luego del golpe que derroca a Arbenz, se exilia en México.

 De México a Sierra Maestra

En México se incorpora al grupo de revolucionarios cubanos “Movimiento 26 de Julio”, dirigido por Fidel Castro. Se preparan para la lucha armada que desarrollarán a partir de su ingreso a Cuba a bordo del Granma el 2 de diciembre de 1956. Luego se instala la guerrilla en Sierra Maestra, en combinación con los opositores al dictador Batista en las ciudades. Durante los primeros meses de 1957 se comienzan a desarrollar los combates. Guevara, que había sido incorporado como médico, se destaca por su valentía, y por poner en práctica una estricta disciplina revolucionaria. A mediados de ese año Fidel lo designa comandante. El Che dirigió la llamada Cuarta Columna, y la escuela de entrenamiento militar de los revolucionarios. En los territorios liberados, impulsa la reforma agraria, planes de alfabetización y medios de propaganda revolucionaria, entre ellas “Radio Rebelde”. Dirige la columna que a fines de 1958 toma la ciudad de Santa Clara dando un giro decisivo a la guerra. El 1° de enero de 1959 triunfa la revolución.

La Revolución Cubana

Desde los comienzos de la revolución, el Che libra una ardua lucha para avanzar por un camino revolucionario. Una de las primeras decisiones del gobierno, para garantizar el avance de las medidas tomadas como la reforma agraria y la nacionalización de las empresas imperialistas, son los juicios revolucionarios a los colaboracionistas de la dictadura de Batista y los agentes del imperialismo. El propio Che, en las Naciones Unidas dijo al respecto: “Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”.
La lucha de líneas se agudiza a partir de 1961-62, cuando se define el carácter socialista de la revolución. Está en cuestión la posibilidad de una Cuba independiente y autosostenida, y Guevara enfrenta a los que pretenden –como impulsa la URSS– que las empresas estatales se autogestionen y sean autónomas, dejando que se desarrolle el “libre juego de las leyes del mercado” dando impulso a los estímulos materiales. Guevara propicia, al frente del Ministerio de Industrias, la planificación centralizada y jerarquizar los estímulos morales por sobre los materiales. Busca un camino en la construcción del “hombre nuevo”.

 La lucha por el hombre nuevo

El Che se puso al frente, desarrollando las brigadas de trabajo voluntario en distintas áreas. En una entrevista que le realiza el periodista Jean Daniel en Argelia (julio del 63) relata: “Hacemos todo lo posible para darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena conciencia humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía”. Aborrecía a los que utilizaban sus puestos en el gobierno, o su jerarquía, para obtener privilegio.

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¿Internacionalismo o dependencia?
Este debate en la naciente revolución se da en el marco de la polémica en el movimiento comunista internacional, principalmente entre la URSS, ya convertida en revisionista, y la China socialista encabezada por Mao Tsetung. En un proceso complejo, la dirección de la Revolución Cubana, en particular Fidel Castro, se alinea con la URSS en lo internacional, y en lo interno se consolida una política que refuerza la dependencia con los soviéticos, en contra de la línea del Che. Por algo los actuales dirigentes de Cuba mantuvieron oculto durante ¡40 años! que Guevara escribió hacia 1965-66: “en la URSS se está regresando al capitalismo”.
En 1964, en polémica con la línea de “coexistencia pacífica” impulsada por los revisionistas rusos, afirma en las Naciones Unidas: “Como marxistas, hemos mantenido que la coexistencia pacífica entre naciones no engloba la coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos”.
En esas condiciones, agudizadas las contradicciones con el curso que iba tomando la revolución cubana, el Che se dispone a poner en práctica una vez más el internacionalismo proletario, participando primero de la fallida experiencia en el Congo, en 1965 y luego en Bolivia, donde muere defendiendo “las posiciones de un verdadero internacionalismo proletario donde la bandera bajo la que se luche sea la causa sagrada de la humanidad”.

 El Che en Bolivia: “Manila no contesta”

El Che siempre quiso desarrollar la lucha armada en la Argentina. La experiencia en Bolivia tiene que ver con esta idea. El 7 de noviembre de 1966 se instala en una zona selvática del sudeste boliviano, cerca del río Ñancahuazú, con 47 combatientes (cubanos, bolivianos, peruanos, y la argentina Tamara Bunke), desde donde comienzan las operaciones del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia (ELN). Como cuenta Otto Vargas en ¿Ha muerto el comunismo? de Jorge Brega, la CIA supo desde el primer día que el Che estaba en Bolivia.
Los revisionistas han tratado de ocultar hasta el día de hoy el nefasto papel que jugó la URSS en el aislamiento de la guerrilla del Che y la falta de medidas que pudo haber tomado y no tomó la dirección cubana en su ayuda. “Manila (Cuba), no contesta”, escribe Guevara en su diario.
Se tapó también el accionar de las direcciones de los PC de Bolivia y de Argentina. Sobre este último, Otto Vargas cuenta que militantes de la Federación Juvenil Comunista de la Argentina conocieron de la existencia de un embarque de armas para las tropas que peleaban contra el Che, enviando incluso un grupo de compañeros al NOA para sabotearlo, lo que fue impedido por la dirección del PC argentino, pese a que entonces había una dictadura militar en nuestro país. “Al Che lo dejaron solo, aislándolo en forma vil. La síntesis de lo que pasó con él es: al Che lo mató la CIA, pero el KGB lo puso en Bolivia para que lo mate la CIA”. El 8 de octubre de 1967, tropas del ejército boliviano lo capturan tras un combate en la Quebrada del Yuro, donde es herido junto a otros combatientes. Lo llevan preso a La Higuera, donde es asesinado al día siguiente.

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El legado del Che
Antes de partir hacia el que sería su último destino revolucionario, el Che escribía a sus padres: “Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias”.  Y ese es el legado que dejó a sus hijos, y que nosotros tomamos como propio: “Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”.

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 Sierra Maestra

“Nuestro contacto con las masas campesinas nos ha enseñado la gran injusticia que entraña el actual régimen de propiedad agraria, nos convencieron de la justicia de un cambio fundamental de ese régimen de propiedad; nos ilustraron en la práctica diaria sobre la capacidad de abnegación del campesinado cubano, sobre su nobleza y lealtad sin límites. Pero nosotros enseñamos también; enseñamos a perder el miedo a la represión enemiga, enseñamos la superioridad de las armas populares sobre el batallón mercenario, enseñamos, en fin, la nunca suficientemente repetida máxima popular: «la unión hace la fuerza”.  (Lo que aprendimos y lo que enseñamos, 1° de enero de 1959)

Una lucha larga y cruenta
“(…) no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello, de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas, ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes… Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla. (De Che Guevara: Crear dos, tres… muchos Vietnam es la consigna. 1967)

Reforma Agraria
“No hay gobierno que pueda llamarse revolucionario aquí en América, si no hace como primera medida una reforma agraria. Pero, además, no puede llamarse revolucionario el gobierno que diga que va a hacer o que haga una reforma agraria tibia; revolucionario es el gobierno que hace una reforma agraria cambiando el régimen de propiedad de la tierra, no solamente dándole al campesino la tierra que sobra, sino, y principalmente, dándole al campesino lo que no sobre, la que está en poder de los latifundistas, que es la mejor, que es la que rinde más, y es además la que le robaron al campesinado en épocas pasadas” (De Che Guevara: Mensaje a los jóvenes, 1960).

El  Hombre Nuevo

“La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia (…) Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo. De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social” (De Che Guevara: El hombre nuevo, 1965).

 

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