En el día Internacional de la Mujer Trabajadora, volvemos a tomar las calles. Vamos al Paro Internacional y decimos que frente a la tierra arrasada que nos dejó el macrismo, seguimos luchando para cambiar nuestra realidad.

El calendario de la lucha de las mujeres, arrancó con todo el 19F con el Gran Pañuelazo Federal por el Aborto Legal. Ahora volvemos a salir en una fecha de honor para el conjunto de nosotras, el 8 de Marzo, en el día Internacional de la Mujer Trabajadora.
El macrismo dejó tierra arrasada en nuestro país, hambre, pobreza y desocupación. Y como siempre sobre nuestras espaldas recae la peor parte. Somos las mamás de esos pibes que se mueren de hambre en Salta, somos las primeras en ser despedidas, somos las que paramos la olla en los comedores populares, pero también somos las primeras en no bajar los brazos y salir a luchar. Esta es una fecha en que se vuelve a poner sobre la mesa la doble opresión que sufrimos la mayoría de las mujeres.
Pero con 34 años de historia de Encuentros Nacionales de Mujeres, con el grito del Ni Un Menos con los paros internacionales, con la marea verde por el aborto legal, nuestro movimiento terminó de irrumpir en las calles y ya nadie puede negar nuestra existencia y nuestros reclamos. Fuimos parte fundamental de la derrota del macrismo, en las calles y en las urnas. Nuestra agenda llegó para quedarse y conseguimos la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Pero todavía falta mucho, vamos por todo y es fundamental seguir unidas y no abandonar las calles.
Por eso decimos también que la deuda no hay que pagarla a costa de las necesidades de las mujeres y el pueblo. ¡La deuda es también con nosotras!

• Oportunidades laborales para las jóvenes
• Igual salario por igual trabajo.
• Jubilación para el ama de casa sin aportes.
• Eliminación del IVA de la canasta familiar.
• Jardines Materno Paternales en los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios.
• Ley de Emergencia en Violencia contra las mujeres
• Ley Nacional de Cupo Laboral Trans
• Educación, Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.

El origen del 8 de marzo

El mérito de difundir en todo el mundo esta jornada el 8 de marzo corresponde a las mujeres comunistas.
Tras un largo camino de luchas y revoluciones, que también tiene como antecedentes la masacre de 128 obreras en la fábrica Cotton de Nueva York, incineradas tras ser encerradas por el patrón en 1908 y el de Triangle Shirtwaist en la misma ciudad en el año 1911 donde murieron 147 obreras y obreros.
Hoy millones de mujeres en todo el mundo protagonizamos esta jornada y mañana paramos y movilizarnos en todo el país por nuestros derechos.



La doble explotación de las mujeres

Al igual que en las anteriores sociedades divididas en clases, en el capitalismo se mantiene nuestra posición subordinada. Por eso decimos que la mayoría de las mujeres sufrimos una doble opresión: por nuestro género y por nuestra clase. En la base de la misma está el trabajo doméstico y el rol de la familia cómo unidad económica de la sociedad encargada de garantizar las condiciones de reproducción de la vida humana: la crianza de niños/as y las tareas domésticas.  Estas tareas son un trabajo esencial, pero generalmente “invisible”, que se nos atribuyen a las mujeres y que nosotras realizamos por la fuerza de la  costumbre, el afecto y los valores dominantes.

Aunque las mujeres nos hemos ido incorporando al mundo del trabajo en la sociedad, esto no cambió nuestro lugar de subordinación. Por eso, la mayoría de las mujeres cumplimos una doble jornada de trabajo: afuera de la casa (trabajo remunerado) y garantizando el funcionamiento del hogar recayendo sobre nosotras las tareas domésticas (trabajo no remunerado).

Palabras de una comunista

“Ahora, cuando la industria capitalista se ha visto disgregada por la guerra mundial, cuando el capitalismo todavía dominante se muestra impotente para reconstruir la economía según las necesidades materiales y culturales de las grandes masas trabajadoras, cuando la caída de la economía y su sabotaje consciente por parte de los capitalistas ha provocado una crisis de estancamiento de la producción y una desocupación como nunca se había visto; ahora, decimos, las mujeres son las primeras víctimas, y las más numerosas, de esta crisis. Los capitalistas y la administración estatal (…) también tienen en cuenta el hecho de que la mujer sin trabajo puede llevar al mercado y vender, como última mercancía, su propia feminidad. En todos los países en los que el proletariado no ha conquistado el poder mediante su lucha revolucionaria, resuena hoy con nueva fuerza el slogan: ¡fuera las mujeres de los puestos de trabajo, que vuelvan al sitio que les corresponde, que es la casa! (…) Como fenómeno paralelo a la creciente desocupación y a la miseria de innumerables mujeres, se registra una intensificación de la prostitución en sus formas más variadas, desde el matrimonio por conveniencia hasta la cruda venta del cuerpo femenino bajo la forma de «trabajo a destajo» sexual.”

Clara Zetkin
Directrices para el movimiento comunista femenino, 1920

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