El viernes 5 de diciembre, en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Plata, se llevó a cabo un emotivo homenaje a Enrique Rusconi, comunista revolucionario asesinado en la lucha antigolpista hace 45 años.
Su vida, su lucha y su ejemplo, en las palabras de su nieto Iván, camarada de la JCR.

Abuela, vieja, tía, camaradas, queridos amigos y amigas.

Mañana se cumplen 45 años del asesinato de mi abuelo, de Enrique Rusconi. Para quienes no lo conocimos este homenaje es una forma de saber quién era, por qué lo mataron y de tomar su ejemplo.

Mi abuelo era comunista. Se afilió a la Federación Juvenil Comunista cuando tenía solo 14 años. Como a muchos de los jóvenes presentes hoy, en su casa se le pudría la momia si se le ocurría contar que militaba por el comunismo. Creo que Marta, su mamá, llegó a quemarle un diario alguna vez. Pero bueno, de a poco sus papás fueron conociendo en qué se había metido Enrique, es más Marta se terminó afiliando al PCR. Él fue parte de quienes fundaron el Partido Comunista Revolucionario. Del que hoy quiero decir con orgullo que es mi Partido.

Al abuelo le había llegado en Noviembre del 74 un boletín de discusión del Partido en el que el Comité Central trazó nuestra posición histórica «No a otro 55. Junto al pueblo peronista. Contra el golpe de Estado prorruso y proyanqui. Para avanzar en el camino de la revolución».

Enrique, a esa altura de su vida ya había sido Presidente del Centro de Estudiantes de la facultad de Humanidades siendo estudiante de Historia y había trabajado en el frigorífico Swift de Berisso que era el centro de concentración obrera más grande de la zona. Trabajaba como No Docente en Arquitectura cuando fue a llevar y defender esa posición a una asamblea en esa facultad. Y la asamblea se pronunció contra el golpe.

Al mes siguiente lo fueron a buscar. El abuelo tenía 29 años, los había cumplido el día de la primavera, el día del estudiante. Estaba en su casa en Tolosa con la abuela yiya y con mi vieja, Ana, que tenía un año y la tía Pau que tenía menos de un mes, en frente suyo, ese 7 de diciembre, nos arrebataron a Enrique. Nos lo arrebataron a todos. Al pueblo, al Partido, a mi familia.

Hay algunas cosas que creo que los jóvenes tenemos que aprender de Enrique. En primer lugar de esa actitud de llevar a todos lados y defender en el lugar que sea que estés las posiciones del Partido, y pelear para que el pueblo las tome en sus manos. Y la otra es su valentía y su lucidez para enfrentar a los enemigos del pueblo y de la patria, como cuando dijo: “Ustedes no son policías, son rusos, quieren el golpe. Si me van a matar, me van a matar acá, carajo” y marcó para siempre a sus asesinos y salvó al partido.  Salvó al Partido porque los golpistas pretendían hacernos creer que era el gobierno de Isabel el que asesinaba a nuestros camaradas para que cambiemos nuestra posición. Pero el Partido y mi abuelo lamentablemente tenían razón. Se venía un golpe. Un golpe que venía a terminar con toda esa rebeldía que contiene nuestro pueblo. Venían a terminar con esa cosa de que haya cuerpos de delegados en las fábricas, en las facultades, en las escuelas y la gente se organice en ellos. Porque claro, los cuerpos de delegados ponían en manifiesto el poder que tiene la clase obrera, el poder de un pueblo unido. Poder que puede poner ciudades, provincias y países enteros bajo control de los obreros y del pueblo. Había ejemplos. La revolución Rusa, la querida revolución Cubana con el Comandante Che Guevara y acá en Argentina el Cordobazo trazaba un camino.  El golpe vino a frenar con sangre ese auge obrero y popular, y a voltear esas chimeneas de un país con industrias que levantó Perón.

Teníamos razón. Había que defender a Isabel Perón. Atacarla y debilitarla era ayudar a quienes querían el golpe y dentro de los que querían el golpe, vale aclarar, se encontraba el imperialismo yanqui y el imperialismo ruso. Ese es  el otro gran tema. Porque algunos se reían de nosotros. El diario La Nación llegó a decir de los militantes del PCR que estaban “Borrachos de Vodka” por hablar de los rusos en la Argentina. Pero fue el PCR el que con todas las letras denunció los preparativos golpistas, se pronunció y trabajó contra el golpe, y desnudó el papel activo del imperialismo ruso. Y no porque nos haya tocado ninguna varita mágica, sino porque aprendimos. Aprendimos sobre todo de un tipo que se llamaba Mao Tse Tung.

Mao Tse Tung, quien lideró la revolución China desde sus inicios hasta su muerte, en ese momento fue el que dijo que la Unión Soviética, que había sido EL faro revolucionario para los pueblos oprimidos del mundo, había cambiado su carácter en el año 1956 y se había transformado en socialimperialista. Socialista de palabra pero imperialista en los hechos.

También, gracias al Maoísmo pudimos caracterizar a la Argentina como un país dependiente, oprimido y disputado por varios imperialismos. Borrachos de vodka estaban todos los que por izquierda o por derecha terminaron apoyando el Golpe de Estado y hoy deberían explicar. Nosotros tuvimos razón. Porque lo que vino después fue la dictadura más sangrienta de nuestra historia que nos costó 30 mil compañeros y compañeras desaparecidos.

Para muchos de nosotros es la primera vez que escuchamos y vivimos tan de cerca un Golpe de Estado.Lo que está sucediendo en toda América Latina y particularmente en Bolivia es preocupante. Estados Unidos con Trump, demostró que está dispuesto a impulsar Golpes de Estado, a quemar las banderas de nuestros pueblos originarios, a asesinar, a torturar, a violar y hasta a reprimir funerales para dominar lo que ellos consideran su patio trasero.

Pero los pueblos de la patria grande y del mundo también demostramos que estamos dispuestos a dejar la vida para defender nuestros derechos, nuestra soberanía y nuestros recursos. Grandes movilizaciones sacuden el continente: la heroica resistencia del pueblo boliviano contra el golpe, el gran levantamiento del pueblo Chileno, y las grandes luchas en Colombia, Ecuador, Haití y Puerto Rico. También hay luchas en Francia, Alemania, Irak y contra el mismo Trump en Estados Unidos.

Las potencias imperialistas se disputan el mundo y América Latina como si fuera un ajedrez. Sabemos que el imperialismo yanqui es el más peligroso y agresivo del mundo y lo enfrentamos sin descuidarnos de las maniobras de los imperialismos como el ruso y el chino. Porque como decía el Che, “no se puede confiar en los imperialismos, ni tantito así, nada”.

Acá en Argentina venimos de derrotar a una de las más importantes piezas del Ajedrez en la que se apoyó Trump, derrotamos al gobierno de Macri. Partimos del ejemplo de esas organizaciones sociales llamadas Los Cayetanos, con nuestra querida Corriente Clasista y Combativa, y así peleamos unir toda esa bronca que se expresó en el Frente de Todos. ¿Se imaginan cómo sería el escenario Latinoamericano hoy si hubiera ganado Macri?

Nuestro Partido también tomó una definición trascendental en el último tiempo. Dijimos unir todo contra Macri, en las calles y en las urnas, y así lo hicimos. Esa rebeldía con la que pretendía acabar la dictadura, esa rebeldía y esa actitud de ganarse la confianza y el corazón de su pueblo y dejar la vida por la revolución que tenía Enrique sigue viva en los jóvenes de Argentina, de Latinoamérica y del mundo.

Acá en el Astillero Río Santiago los jóvenes fuimos protagonistas de la unidad contra Macri. Se marcó el camino el año pasado cuando el gobierno quiso dinamitar el Astillero. Se unieron, lucharon y mantuvieron abierta la fábrica. Toda esa rebeldía tuvo frutos en las elecciones del gremio, en la que la lista Blanca Unidad, que unió a peronistas y Comunistas Revolucionarios ganó y fortaleció uno de los centros obreros más importantes del país.

Esa rebeldía sigue viva en los jóvenes de la Federación Nacional Campesina  y de AsoMA en la lucha por el acceso a la tierra para vivir y trabajar. En las mujeres que durante todo este año y el anterior se rompieron el lomo para realizar con éxito nada más y nada menos que el Encuentro Nacional de Mujeres más masivo de la historia de los Encuentros. Más de 200 mil coparon La Plata, y pudieron expresar sus luchas, sus historias, sus vidas, sus pensamientos, reír, llorar, y hacer la marcha mas grande que nuestra ciudad haya visto. Ni la tormenta las paró. Entre todas lo defendieron y lograron mantener su carácter autónomo, democrático, autoconvocado, horizontal, federal, plurinacional, plural, autofinanciado y diverso, para que siga siendo de todas.

La Juventud de la Corriente Clasista y Combativa que viene de lograr la aprobación en el Congreso de la Emergencia Alimentaria, un histórico avance en la pelea para que nadie pase hambre en nuestro país.Los pibes y las pibas en los barrios que en sus CAACs se juntan a realizar innumerables actividades culturales y deportivas pero sobre todo a luchar contra la droga, esa mierda que nos quieren meter a los jóvenes para mantenernos dormidos. Esos pibes y pibas que marchan mañana a su primer Encuentro Nacional de #NiUnPibeMenosPorLaDroga y continúan la pelea por la declaración de la Emergencia en adicciones.

Los estudiantes secundarios y universitarios venimos de enfrentar a un gobierno que atacó a la educación pública. Que desprecia eso de que los de abajo accedamos al libro, a la lapicera y a un trabajo digno después de terminar los estudios.Esto de que haya Cuerpos de Delegados para que todos sean protagonistas y que el poder lo tenga la gente tiene su expresión en el movimiento estudiantil secundario de la ciudad, con el Movimiento de Unidad Secundaria que crece y viene de poner los centros de estudiantes del Albert Thomas, del Normal 2, del Normal 3, del Colegio de Estudiantes de La Plata en manos de los estudiantes, y que conduce en unidad el centro de estudiantes del Colegio Nacional.

Los militantes de la JCR muchas veces acertamos, otras tantas nos equivocamos. Cuando nos equivocamos, retrocedemos o nos dan golpes. Venimos de perder las elecciones en los Centros de Estudiantes de la UNLP. Tendremos que reconocer en qué nos equivocamos, pensar en las causas de nuestros errores y revertirlos. Eso también aprendemos del Maoísmo.Pero eso sí, tenemos que escuchar a las masas, argumentar, intercambiar ideas en el debate y no etiquetar a los compañeros  y compañeras con los que compartimos el día a día. Esto lo aprendimos de Otto Vargas, entrañable camarada del que tanto seguimos aprendiendo y tanto nos queda por aprender y del que en pocos meses se cumple 1 año de su fallecimiento.

Que quede claro, la actitud de la juventud, es la actitud de que vamos a cambiarlo todo. Pero no solo la superficie de los problemas de nuestro país. Los pibes y las pibas estudiamos para encontrar las raíces de cada una de las injusticias que tiene que vivir nuestro pueblo para destruirlas. En la Argentina y en el mundo. Si no me creen, vean quienes son primera línea en los enfrentamientos contra los yanquis en toda Latinoamérica. Esa actitud la heredamos del abuelo Enrique, la heredamos de Otto Vargas, de camaradas como René Salamanca, de Cesar Gody Álvarez y de tantos otros.

Que no quepa duda que vamos a destruir este Estado que nos oprime y que vamos a construir otro. Donde el pueblo pueda escribir su propio destino, pueda decidir qué producir, cuánto producir y cómo distribuir lo producido. Donde la gente en la fábrica, en el campo, en el barrio, en los hospitales, en las escuelas, en las universidades y en cada rincón de nuestro pueblo sea protagonista de la revolución que tendrá lugar en Argentina, en nuestra Patria Grande y en el mundo más temprano que tarde.Por último, si me permiten, me gustaría contar una anécdota. Hace no mucho con mi prima Candela, fuimos a cenar a lo de la abuela Yiya, compañera de Enrique. Le mostramos a la abuela algunas canciones de Wos, un músico que hoy despierta esa rebeldía de la juventud.

Después de escuchar las canciones la abuela se puso mal pero no lloró. Y con la calma con la que siempre lo hace, nos explicó lo que pensaba.Nos dijo que ese dolor que se expresa en sus canciones, es un dolor que generaciones pasadas comparten. Le parecía justo y se conmovió porque se hiciera notar en esas canciones el dolor que hay que tener por todo lo que se vive. Sin embargo dijo, con claridad, que le parecía que le faltaba algo. Algo que quizás su generación pensaba que estaba a la vuelta de la esquina. Algo que era por lo que luchaba el abuelo y por lo que lo quisieron matar, pero no pudieron. Algo por lo que luchamos hoy y me puso como ejemplo los avances que estamos teniendo los estudiantes secundarios. En fin, algo que, como dijo ella, tarde o temprano, algún día, va a pasar. La vamos a hacer. Si no nosotros, nuestros hijos o nietos. La revolución.

Dice que es importante que nuestra generación sepa que hay una salida, porque hay quienes nos quieren ver rotos, nos quieren hacer mierda. Son muchas las armas para hacernos creer que no se pueden cambiar las cosas, el escepticismo es su mejor arma y de ahí tiene muchas variantes, la droga es una de ellas. Es como nos quieren romper, nos quieren quebrar. Pero hay una salida.Yo le quiero decir a la abuela, que se quede tranquila, que hay otra canción de Wos que dice claramente, que a los pibes y a las pibas nos sobra la fuerza para ganar el partido.

Camarada Enrique Rusconi hasta la victoria siempre

Camarada Otto Vargas hasta la victoria siempre

Que viva el Partido Comunista Revolucionario

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