Este 27 de septiembre se llevó adelante la 3ra Movilización Mundial por la Crisis Climática,  en diferentes lugares del mundo. En Argentina miles de jóvenes marchamos de Plaza de Mayo al Congreso, para defender nuestro medio ambiente y nuestra soberanía.

En agosto, el incendio del amazonas conmovió a grandes sectores de la juventud que decidieron convocarse en la embajada de Brasil, para exigirle al gobierno de Bolsonaro que tome medidas urgentes y deje de favorecer el agronegocio a costa de poner en peligro el medio ambiente. Los primeros días de septiembre un nefasto decreto firmado por Mauricio Macri pasó desapercibido: se trata una modificación de la vieja orden Nº 181/1992 que por entonces habilitaba a la importación de basura de otros países y que generó un escándalo por la aparición de residuos nucleares en el gobierno de Menem. Las modificaciones propuestas hacen menos riguroso el control ecológico, convirtiendo a la Argentina en un país receptor de basura peligrosa como la nuclear, proveniente de Europa y otras regiones.Esto pone en peligro al medio ambiente y representa una dura contradicción en términos ecológicos: el gobierno macrista no destina los suficientes fondos para reciclar la basura que se genera en su propio país, pero va a destinar millones para pagar la basura que descartan otras naciones. Mientras algunos países imperialistas prohíben el ingreso de basura a sus países, exigen a países como el nuestro que recibamos su basura. Desde que China decidió en enero de 2018 endurecer los controles, Estados Unidos y la Unión Europea comenzaron a buscar nuevos destinos para sus desechos.

Nora Cortiñas, acompañando la 3ra Movilización Mundial por la Crisis Climática.

La política que lleva adelante Macri, nos condena a convertirnos en el basurero del mundo, perjudicando gravemente nuestro medio ambiente y por ende nuestra salud. Para nuestro país y América Latina, que tiene cinco siglos de saqueo y explotación, la crisis climática y la contaminación no puede desvincularse de la necesidad de resolver una cuestión clave: la soberanía. La capacidad de decidir sobre nuestros bienes comunes, como se explotan y para quién, es poder decidir de qué manera y como intervenimos el  medio ambiente. Esta realidad ambiental sucede por la dependencia que tienen países como el nuestro, con los grandes imperialismos que dominan la economía del mundo. Por eso son importantes las huelgas y marchas que se están realizando en el mundo para denunciar y visibilizar esta grave situación. Es necesario organizarnos, y luchar por otro modo de producción, que respete el medio ambiente, y esté al servicio de las necesidades de nuestro pueblo.

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