A 37 años de la recuperación de nuestras islas de manos del usurpador inglés, te contamos porque seguimos levantando las banderas de soberanía nacional sobre Malvinas y por que el gobierno entreguista de Macri las considera desechables.

Este 2 de abril se cumplieron 37 años de la recuperación de nuestras Islas Malvinas para la soberanía nacional. El gobierno de Macri, fiel a su política antinacional y antipopular, profundamente entreguista y vendepatria, piensa que la Causa Nacional y Popular de Malvinas no existe. Allí está la base militar de la OTAN más grande toda América Latina, controlando los recursos naturales, la confluencia entre los océanos y la proyección sobre la Antártida que todas las grandes potencias se disputan. Pero, para Macri, recuperar esa parte del territorio argentino usurpado colonialmente por el imperialismo inglés sería un “fuerte déficit adicional”, es decir, un “gasto” del Estado que debería ser ajustado como todo lo demás (los sueldos, las jubilaciones y las condiciones de vida del pueblo).

El actual vicepresidente del Banco Nación, Lucas Llach, lo dijo sin rodeos: “Yo entregaría no sólo Falklands (!!!), sino todo Tierra del Fuego a England (!!!), así nos sacamos ese apéndice que le encarece la vida al pueblo”. No se puede ser tan vendepatria, tan servil a los imperialismos. Pero así es este gobierno. Nada menos que el jefe de gabinete y pujante figura dentro del gobierno de Macri, Marcos Peña, fue a arrodillarse a Londres el año pasado. Literalmente. Fue a rendirle homenaje a los soldados británicos que cayeron a manos argentinas en una guerra justa para nosotros porque era en defensa de nuestra soberanía y profundamente injusta para los ingleses que defendían los intereses económicos y geopolíticos de la Corona Británica y sus pretensiones imperialistas.

Marcos Peña homenajeando a soldados ingleses caídos en Malvinas

Peña lo hace porque es leal a su clase: es un Peña-Braun, una de las familias tradicionales de la oligarquía terrateniente argentina que, ya desde antes del fusilamiento de obreros rurales en sus estancias durante la Patagonia Rebelde a comienzos del siglo XX hasta la actualidad, sigue entregando la Argentina a la potencia imperialista que le permita hacer negocios con la propiedad de la tierra. Peña lo pinta de cuerpo entero al gobierno de Macri: representa a uno de los sectores más oligárquicos y pro-ingleses, que hoy conquista posiciones cada vez más importantes, incluso en el control de nuestras Fuerzas Armadas.

Peña nunca homenajeó a los caídos argentinos, quienes, a pesar de la dictadura de 1982 y su nefasta conducción política y militar de la guerra, fueron Héroes Nacionales, hijos de trabajadores que empuñaron un fusil en defensa de nuestra Patria contra los ingleses, los yanquis y la OTAN.

Una política de humillación nacional

A pesar de la rendición argentina por parte de la dictadura militar, no fue un paseo para los ingleses. Pero la desmalvinización se impuso como política de Estado desde la propia dictadura en adelante y con ella no sólo vino la humillación de nuestra Patria y nuestros Héroes, sino también la entrega de nuestras riquezas y nuestro patrimonio nacional. 

“Hay que revolcar a la Argentina en el fango de la humillación”, dijo a pocos días de terminada la guerra el nieto de Winston Churchill. Hoy Macri cumple a rajatabla con ese mandato: está abrazado al Fondo Monetario Internacional y subordinado a la política internacional de los yanquis, ingleses e israelíes, mientras negocia con otros imperialismos como los europeos y el chino y hace negocios para su grupo y sus socios (como el terrateniente inglés Lewis).

Con la política de Macri se ha profundizado la dependencia como pocas veces se ha visto: no sólo entrega nuestras riquezas, se endeuda fatalmente y le impone al pueblo el hambre, la pobreza, la desocupación, sino que ha entregado a los imperialistas importantes palancas del poder político. Hoy el Fondo Monetario Internacional tiene una oficina en el Banco Central de nuestro país, audita las cuentas públicas, controla la emisión monetaria, define los ajustes del presupuesto.

A tal punto es la subordinación de Macri que para aumentarle unos miserables $800 a la Asignación Universal por Hijo, único anuncio en materia social del gobierno en la apertura de las sesiones legislativas de este año, tuvo que ser autorizado por el FMI, que es el que hoy decide en qué se gasta la plata, mientras deja a la Argentina endeudada por muchas generaciones y le asegura a la timba financiera y a los monopolios la fuga de sus ganancias.

Malvinas demostró que un pueblo oprimido puede enfrentarse al imperialismo; el ejemplo de sus Héroes nos ilumina hoy los desafíos que los jóvenes tenemos para encontrar esos caminos de aproximación para una auténtica y definitiva independencia que aseguren la Liberación Nacional y Social de nuestra Patria y de nuestro pueblo.

Hay que discutir sobre Malvinas para recuperar la Argentina. Malvinizar es mantener en pie la memoria de quienes combatieron por una causa justa, es reivindicar la dignidad de una nación que se atrevió a desafiar al poder imperialista (independientemente de las intenciones reales de una dictadura represiva y entreguista), y es pelear por la unidad patriótica, democrática y popular que necesitamos para parir una Argentina de pie, liberada y gobernada por la clase obrera y el pueblo.

Malvinas es una causa justa y fue una guerra justa

Para los comunistas, hay guerras justas y hay guerras injustas. El rechazo de las invasiones inglesas en 1806 y 1807 fueron justas para el pueblo de Buenos Aires, bajo el Virreinato del Río de la Plata, porque se defendía de un agresor extranjero que venía a cambiar un amo por otro, independientemente de los sectores españolistas que encabezaron en algunos casos la resistencia; la Guerra de Independencia, que llevó quince años desde la Revolución de Mayo hasta la derrota definitiva del ejército español, fue justa para los pueblos de América e injusta para los españoles que pretendían reconquistar sus colonias; y la Guerra de Malvinas fue justa porque defendimos nuestra soberanía nacional frente al imperialismo, más allá y a pesar de la dictadura militar que no pretendía realmente recuperar las Malvinas y por eso llevó adelante una línea política y militar que abonó a la derrota. Es decir que para los marxistas, leninistas, maoístas, toda guerra de un país, pueblo o nación oprimida contra el imperialismo es justa, independientemente de quién gobierne cada país, del régimen político de cada gobierno y de quién inicie el conflicto.  

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