Aunque ya va por su segunda temporada, esta serie estalló en nuestro país al calor del debate por la legalización del aborto. Habla de la opresión de las mujeres en una sociedad en la que una gran parte han sido esclavizadas y obligadas a tener hijos para la clase gobernante.


En el mundo han bajado mucho los nacimientos. Una gran parte de la población se volvió estéril debido a la contaminación y frente a esto un grupo de políticos teócratas, en Estados Unidos, dan un Golpe de Estado e instauran la “República de Gilead”.

Las clases sociales de Gilead

En esta “República” gobiernan los “comandantes”. Divididas en castas, sus roles se reducen  a la reproducción y las tareas domésticas: las mujeres fértiles fueron secuestradas y convertidas en “criadas”, son violadas por los comandantes en su semana más fértil para tener un hijo que pasará luego a manos de éste y su esposa. Les arrebatan la identidad, se visten todas de rojo, con sombrero blanco, y su nombre pasa a ser el del comandante sumándole el “de” (DeFred), para marcar de quién es propiedad. Las Marthas, vestidas de gris, son las mucamas.
Otro grupo de mujeres son prostituidas en Jezabel, el prostíbulo clandestino donde acuden los poderosos comandantes a “romper las reglas” de Gilead.
Las esposas de los comandantes ocupan un lugar superior a las demás, pero también tienen prohibido acceder a la lectura, escritura y la administración. Son las que se encargan de criar a los hijos que paren las criadas.
Las Tías son las encargadas del adoctrinamiento de las criadas, y las únicas que pueden acceder a la escritura.
Las que se rebelan son castigadas de muchas formas, le mutilan parte del cuerpo y son enviadas a “Las Colonias” para realizar trabajo forzado en el campo.
Los Ojos (agentes de inteligencia) y los hombres pobres pueden poseer a una mujer como esposa.
En esta ficción, que habla del futuro, vemos todas esas situaciones de violencia que las mujeres vivimos hoy. Y también su lucha por liberarse.



El reino de la hipocresía
En Gilead se impuso una nueva cultura para sostener este nefasto sistema.
Con las calles repletas de policías, el miedo y la sospecha entre las criadas, que solo pueden salir a hacer las compras de a dos, es promovido constantemente. Los y las rebeldes son ejecutados y colgados a la vista de todos/as. La violación de la criada es llamada la “ceremonia”. Con varias citas religiosas (“alabado sea”, “bendito sea el fruto”, etc) se saludan o se expresa “consentimiento” ante cada injusticia. Está prohibido y es severamente castigado el sexo como placer, excepto en Jezabel.



Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia

En los últimos años en Argentina, las mujeres venimos protagonizando una larga lucha por nuestros derechos. Los 32 años de Encuentros Nacionales de Mujeres nos han fortalecido. En los últimos meses nos volcamos multitudes en las calles exigiendo el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, para que no muera ni una mujer más por hacerse un aborto clandestino y para que podamos decidir libremente sobre nuestros cuerpos, porque queremos que la maternidad sea una elección y no una imposición.

En este marco del debate del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, hemos escuchado intervenciones de lo más retrógradas que pretenden asignarnos el lugar que este sistema capitalista necesita que las mujeres tengamos: gestar, parir y criar hijos. Inclusive, según algunas declaraciones como la de la Vicepresidenta Gabriela Michetti, en casos de violaciones “tener ese hijo y después tratarlo con un psicólogo, no sé”. El sistema también necesita de mujeres que realicen las tareas del hogar para que el “hombre de la casa” pueda tener todo listo y en óptimas condiciones para salir a trabajar, y así sostener el engranaje que hace que este sistema de ganancia para unos pocos, siga funcionando. Por eso lo que está en debate actualmente es qué lugar ocupamos las mujeres en la sociedad, y cuál queremos o no ocupar.

Esclavitud
“(…) Fuerce partos si usted quiere, Argentina, pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es. Es esclavitud: es reivindicar poseer y controlar el cuerpo de otra persona, y sacar provecho de eso​». Es parte del mensaje con el que l
a autora de la obra cruzó a la Vicepresidenta Gabriela Michetti por sus dichos en la entrevista de La Nación a través de Twitter y escribió una carta respecto al debate sobre el Aborto en Argentina.


“El cuento de la criada” o “TheHandmaid’s Tale” (en inglés), publicada en 1985, está basada en una obra de la escritora canadiense Margaret Atwood.

 

Por momentos puede tornarse lenta y con poca acción. Pero solo por momentos.

Denota de una manera cruda situaciones que las mujeres sufrimos actualmente. Haciendo también de la serie una forma de denuncia.

One Comment on “El cuento de la criada”

  1. El clima de la serie, por momentos tan violentamente opresiva, me hizo acordar a pasajes de la vida bajo la dictadura de Videla, cuidarse de que y con quien hablar, ocultar tus sentimientos y opiniones, desconfiar hasta de los vecinos o familiares, un horror que, se recrea en la serie, pero por sobre todas las cosas como la protagonista, una mujer comun, se revela, resiste, lucha y aun poniendo en riesgo su vida, salva a otros , excelente representación de las madres y familiares de desaparecidos, durante la dictadura. Como toda dictadura Gielad se resquebraja por dentro….. por la resistencia de las oprimidas y por la solidaridad internacional, cualquier parecido con la Argenitna no debe ser pura coincidencia.

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