El gobierno avanza brutalmente con su plan de ajuste, entrega y represión. La desaparición y muerte de Santiago Maldonado y el asesinato de Rafael Nahuel, en la patagonia, mostra­ron hasta dónde son capaces de llegar. Para eso necesitan instalar un relato del enemigo interno sobre los pueblos originarios para seguir entregando la tierra y los recursos

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Así como se llenan las calles contra esa política, hay gente que desde la cultura le da pelea para darle vuelta ese discurso, desarmando las mentiras y difundiendo las razones de los que luchan por vivir dignamente en nuestro país. Desde la Chispa, charlamos con dos artistas que, desde la música y las artes visuales, laburan todos los días rescatando la cultura de los pueblos originarios y son parte de la lucha popular.

Julian Roura, muralista

 ¿Cómo fueron tus comienzos en el arte?
Julián: En casa. Mi viejo es pintor y mi vieja, escritora, así que crecí en un ambiente artístico y lo fui mamando de a poco. A los 16 años me decidí a estudiar esto y me anoté en la Escuela Polivalente de Arte. Hacía principalmente cerámica y después surgió la pintura. En ese contexto viví la crisis del 2001 y tuve la necesidad de salir a expresarme a la calle, porque hasta ahí trabajaba mucho en el taller, metido para adentro. Así llegué al muralismo. En todo este tiempo pinté por varias ciudades del país, y también en Bolivia, Méjico, Costa Rica, Colombia, Ecuador y Chile.

¿Sobre qué cosas pintás?
Julián: Mi estética y la temática que trabajo tienen que ver con los pueblos originarios. Desde chico siempre me despertó mucha curio­sidad. Y de grande me rebelé contra lo que enseñan en la Facultad, en donde tratan al arte americano como una cosa menor. Según ellos, el arte empezó con la invasión de los europeos. Para mí nada que ver, es un arte súper complejo que abarca conocimientos de astrología, religión, toda una cosmovisión plasmada en el arte. Con mucho con­tenido y mucho fundamento. Lo sentí como propio y me motorizó a viajar y conocer distintas comunidades. De la comunidad zapatista en Méjico aprendí a luchar por lo que es mejor para todos y no para uno solo. “Todo para todos y nada para nosotros”.

¿Qué destacás del muralismo?
Julián: Es un arte social, un arte público. Por eso lo hago. Trato de comprometerme, en la medida que puedo, con todas las causas so­ciales que van pasando en la actualidad para no ser indiferente a lo que pasa.

¿Cuál creés que es el rol del arte en la actua­lidad?
Julián: Creo que el arte es una instancia más de la lucha, en la que estamos todos, en la calle, organizándose desde la política, y el arte es una herramienta más para la lucha. Y lo hago porque, aunque pienso que es difícil, podemos cambiar esta realidad, y hacer este mundo un poco mejor. En esa me comprometo.-

 

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Pablo Coliqueo, integrante del dúo folklórico Che Joven.

¿Cómo analizan el discurso del gobierno?

Pablo coliqueo: Lo de este gobierno con nues­tro pueblo mapuche es parte de un plan sistemáti­co que busca difamarnos. Un pueblo que nunca ha bajado los brazos, intentando seguir sosteniendo nuestra cultura dentro de los territorios que po­blamos milenariamente. En la narrativa oficial se habla en tiempo pasado: “los mapuches vivían en tal lugar”. Siendo que estamos vivos, seguimos practicando nuestras costumbres, hablando nuestra lengua, encontrándonos en los Traun para charlar sobre cómo seguir adelante ante este ava­sallamiento que no se detiene.
Quieren instalar la idea de que el pueblo ma­puche es enemigo del pueblo argentino, siendo que hemos forjado parte fuerte de la historia de este país. Hay más de 400 jóvenes mapuches que fueron a pelear la Guerra de las Malvinas, y ¿Por qué fueron? Porque también se sintieron argentinos. En el territorio argentino existen múltiples pueblos y naciones originarias que merecen su reconocimiento y territorio para seguir existiendo.

¿Cómo combaten eso desde su lugar?
Pablo: Nosotros desde nuestro humilde lugar de músicos intentamos hacer una mixtura de idiomas, en la cual se vea reflejada nuestra len­gua, el mapuzungun , y el idioma de la coloniza­ción, el español. Tomémoslo en el buen sentido, de la gente que vino inmigrante a trabajar estas tierras con un horizonte nuevo. Entonces como forma de vincular ambas culturas, cantamos las canciones con ambos idiomas.
Y desde nuestras canciones contamos nues­tras propias historias, nuestras alegrías, tris­tezas, dificultades, nuestra ac­tualidad y nuestra historia. Con la idea de dejar algo para que se siga desarrollando nuestra cultura en el futuro.-

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