Nosotras volvemos al paro en el día internación de la mujer trabajadora, ponien­do sobre la mesa en todo el mundo nuestras reivindica­ciones específicas.

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Dibujo de Coqui Peirano


El movimiento de mujeres es una marea que no para de cre­cer. Al cierre de esta edición de la revista, miles se organiza­ban en todo el país de cara a la jornada del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Tra­bajadora. Además, en cada lu­gar de trabajo, escuela o barrio se discutía como garantizar por abajo el Paro Internacional convocado en muchos países del mundo.

Aunque suene repetitivo, las mujeres somos las más afec­tadas por la política de ham­bre, ajuste y entrega que lleva adelante el gobierno de Macri. Esto se vio claramente, por ejemplo, con la reforma previsional ya que los recortes im­pactan principalmente a nuestro género: somos el 62% de las personas que se jubilan, y administramos el 98% de las Asignaciones Universales por Hijo.

Además, aún persiste una gran brecha salarial ya que ga­namos un 27% menos que los varones. En promedio, los hombres en nuestro país perciben 14.690 pesos frente a los 10.710 pesos de las mujeres…claro está que ambos son salarios de miseria.

Entre las jóvenes, también se agrava la situación. Una gran parte se ven afectadas debido a la sobrecarga de tareas domésticas y de cuidado: 2 de cada 3 chicas de 15-29 años, que ni estudian ni trabajan son mujeres que se encargan de hacer ese trabajo invisibilizado y no remunerado en sus hogares. Entre las mujeres, un 42,1% dejaron de trabajar o estudiar por esta razón, frente al 12,9% de los varones.

Estos datos demuestras que necesitamos avanzar en cam­biar las condiciones materiales que hacen posible todos los sufrimientos y desigualdades que nos tocan. Para eso nece­sitamos que nuestro movimiento sea cada vez más amplio y este cada vez más unido al conjunto del pueblo. Por eso este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, vamos a decir que el “ajuste es violencia”, a exigir la deroga­ción ya de la Reforma Previsional que en su mayoría afecta a las mujeres y a gritar bien fuerte que estamos de pie para enfrentar la reforma laboral junto a nuestros compañeros.

 

Debate sobre el Origen del 8 de Marzo

Comúnmente se dice que el 8 de mar­zo es el día de la mujer trabajadoras, en conmemoración de 128 obreras de la Cotton de Nueva York que murie­ron quemadas dentro de la fábrica encerradas por el patrón durante una huelga en el año 1902. Sin embargo, esa versión fue puesta en duda recien­temente porque no existen eviden­cias concretas de la existencia de ese hecho. Más allá de esto, lo que sí está probado y poco se relata es que el “día internacional de la mujer” fue estable­cido en la Segunda Conferencia Inter­nacional de Mujeres Socialistas, rea­lizada en 1910. Participaron cerca de 100 delegadas de partidos socialistas de 16 países y estuvo presidida por la revolucionaria alemana Clara Zetkin.

Las comunistas tuvieron un papel cla­ve en la difusión de este día. Ya en 1922 la Unión Soviética decretó que allí el 8 de marzo era “el día de la obrera”, recordando el levantamiento de las mujeres de Petrogrado el 8 de marzo de 1917. Antes, en 1914, un 8 de mar­zo, miles de mujeres manifestaron por sus derechos en Alemania, Dinamar­ca, Suecia y otros países europeos.

En 1975, las Naciones Unidas sacaron una resolución estableciendo el “Día Internacional de la Mujer”, con funda­mentos que deliberadamente ocultan las reivindicaciones de clase de la mu­jer trabajadora, y el papel de las mu­jeres comunistas, en particular las soviéticas, en imponer esta jornada mundialmente.

mujeres

Doble opresión y doble jornada laboral

Al igual que en las anteriores socie­dades divididas en clases, en el capi­talismo se mantiene nuestra posición subordinada. Por eso decimos que la mayoría de las mujeres sufrimos una doble opresión: por nuestro género y por nuestra clase.

En la base de esa doble explotación está el trabajo doméstico y el rol de la familia cómo unidad económica de la sociedad encargada de garantizar las condiciones de reproducción de la vida humana: la crianza de niños/as y las tareas domésticas. Estas tareas son un trabajo esencial, pero generalmen­te “invisible”, que se nos atribuyen a las mujeres y que nosotras realizamos por la fuerza de la costumbre, el afecto y los valores dominantes.

Con nuestro trabajo en el hogar, ga­rantizamos que los trabajadores ob­tengan descanso, ropa y alimento para reiniciar sus tareas día a día, contribuyendo a reproducir la fuerza de trabajo del obrero en beneficio de los capitalistas que evitan así mayo­res costos salariales.

Aunque las mujeres nos hemos ido in­corporando al mundo del trabajo en la sociedad, esto no cambió nuestro lugar de subordinación. Por eso, la mayoría de las mujeres cumplimos una doble jornada de trabajo: afuera de la casa (trabajo remunerado) y garantizando el funcionamiento del hogar recayen­do sobre nosotras las tareas domésti­cas (trabajo no remunerado).

Nuestros reclamos

·No al ajuste de Macri
·Derogación de la Ley previsional.
·Jubilación para el ama de casa sin aportes.
·Reincorporación de las y los trabajadores despedidos.
·NO A LA REFORMA LABORAL.
·NO a los tarifazos.
·Basta de hambre. Emergencia alimentaria Ya!
·Cumplimiento total y efectivo de la ley de Emergencia Social
·Eliminación del IVA de la canasta familiar.
·Igual salario por igual trabajo.
·Jardines Materno Paternales en los lugares de trabajo, de estudio y en los barrios.
·Ley de Emergencia en Violencia contra las mujeres

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