Documento leído en el Festival por los pibes y pibas de Cromañón

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Todos los años cuando terminamos estas jornadas de lucha y de música, nos miramos entre nosotros y nos decimos “este es el último, ya está”. Así, venimos engañándonos hace once años.
Después, a medida que pasa el tiempo se va yendo el cansancio y la fatiga y, otra vez, empezamos a pensar en el festival.
Quizá alguno piense que esto lo hacemos para nosotros, para satisfacer necesidades propias o bien para escuchar a algún grupo que nos gusta, pero la verdad que un poco se nos va de las manos.
No nacimos con estas inquietudes, ni elegimos vivir Cromañon. Simplemente nos sucedió. Nos encontramos encerrados en un boliche oscuro y denso… pudimos vivir y, a partir de ahí, elegimos vivir con memoria. Elegimos dejar de ser indiferentes.
Esencialmente tuvimos suerte, algún boludo cabeza de televisor tendrá su hipótesis sobre la meritocracia. Las pelotas, puro cuento. Nosotros pudimos salir con vida de Cromañon de suerte no más.
Lo que no es casual es el camino que hemos elegido una vez afuera.
Es el camino de la lucha contra la impunidad y el olvido el que nos ha llevado hace ya tiempo a integrar las filas del Movimiento Cromañon desde donde, con triunfos y derrotas, hemos sido parte de la destitución del cadáver político y máximo responsable de la masacre, Aníbal Ibarra, y desde donde hemos combatido, sin suerte, al proceso judicial que impuso condenas de chiste a los funcionarios del Gobierno de la Ciudad de aquel entonces.

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Es este camino el que nos permitió salir adelante en nuestra vida personal, porque es imposible sentirse bien y afrontar la diaria si uno se siente en deuda o con culpas. Cada uno de nosotros podemos mirar a nuestros pequeños hijos a los ojos y decirles que
vivimos con dignidad y que no nos olvidamos nunca de recordar.
El camino no tiene fin, pero tiene un sentido, te lleva. Y desde donde estamos podemos advertir que las condiciones no han cambiado en absoluto y que cromañon es el estado latente, permanente, imperturbable de las cosas. Cromañon es el sistema.
Cromañon es la corrupción, es que la vida valga menos que la guita. Son los empresarios y los políticos contando guita infinitamente en desmedro siempre de los que menos tienen.
¿Qué ahorraba Chaban cuando le pagaba coimas a la policía y al gobierno de la ciudad para poder hacer recitales en esa trampa de gases tóxicos y candados? Dinero. ¿A consta de qué? De nuestra seguridad, de nuestras vidas.
Como decimos, las condiciones de cromañon están aún vigentes. Para el sistema no hay cambio que valga. Cambian los nombres, los discursos, la forma, pero nosotros, los de a pie, seguimos siendo material descartable, fácilmente sustituibles.
El Gobierno está muy ocupado intentando reducir el déficit o como les gusta decir a ellos “bajar el gasto”. Eso significa, ni más ni menos, que recortar derechos. Están quitándonos derechos para aumentar la ganancia de sus socios, llámese mineros, farmacéuticos, agropecuarios, medios de comunicación o de ellos mismos, ya que son
dueños y representantes de importantes empresas al mismo tiempo que gobiernan.
Es lamentable pero hoy, trece años después del 30 de diciembre de 2004, cromañon nos sigue pasando. Nos pasa en situaciones de similares características como la fiesta electrónica de Costa Salguero o el incendio intencional de Iron Montain pero ademásnos pasa cuando el Estado está ausente en los servicios de salud, seguridad, educación y transporte o también cuando el Estado está determinado a reprimir la protesta social y termina matando jóvenes como es el caso de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.
El estado es responsable de lo que pasó en Cromañon y también responsable de la impunidad que hay en torno a nuestra causa. 
El estado es responsable de tener una Argentina entera que sostiene la lógica cromañon en pequeña y en gran escala. Insistimos, cromañon no es un incendio en un boliche y nada más. Cromañon es el único desenlace posible de la corrupción política y empresarial de antes y de ahora. 
La misma corrupción que nos metió en un boliche que no cumplía las mínimas condiciones, es la misma corrupción que mató en la tragedia de Once, y en la de Castelar, y en Iron Montain, y en LAPA, y en el Submarino ARA SAN JUAN, y en la tragedia del colegio Ecos y la que seguirá matando gente inocente como Luciano Arruga o Rubén Carballo, hasta que logremos hacer entender que nuestra vida no se mide en dinero.
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Hace 13 años, 194 personas, en su mayoría jóvenes perdieron la vida en un recital de rock. 
De vuelta.
Hace 13 años, 194 personas, en su mayoría jóvenes,perdieron la vida en un recital de rock.
Hace 13 años, 194 personas, en su mayoría jóvenes perdieron su vida en un recital de rock.
No podemos naturalizar la muerte. No debemos acostumbrarnos. Cromañon debe ser un ruido constante en nuestros corazones, un llamado, una alerta que nos indique que vida queremos vivir, que sueños queremos conquistar. No podemos desistir de esto.
Debemos pelear para que esto cambie. No nos acostumbremos. No creamos que ya pasó. Los verdaderos responsables políticos no han pagado sus culpas. No dejemos que borren nuestra memoria. Porque de esta manera Cromañon se repite día a día.

LOS PIBES DE CROMAÑON ¡PRESENTES! 
¡AHORA Y SIEMPRE!
Organización 30 de Diciembre. 
Ni un Cromañon más.

Justicia-Cromañón

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