Ayer nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento de Ivana Rosales, quien era un símbolo de la lucha contra la violencia hacia las mujeres. Estaba embarazada de seis meses y tenía apenas 41 años. En 2002 sobrevivió al intento de femicidio de su ex marido y desde entonces no dejó de luchar por hacer posible la consigna «Ni Una Menos». Una de las secuelas que le quedaron de aquel ataque fue epilepsia.
En nuestra última edición le hicimos una entrevista a su hija, Abril que queremos compartir en este momento…ella también es una sobreviviente, ella también es una luchadora y además es una compañera.
Por Ivana, por Abril, por todas las que ya no tienen voz volvemos a hacer el ejercicio de convertir el dolor en bronca, y la bronca en lucha. Abril, desde cada rincón del país te acompañamos y te decimos, no estás sola
Me llamo Abril Rosales, soy una sobreviviente de violencia de género. Fui abusada por mi progenitor cuando era chica, mi mamá fue golpeada por él y sufrió mucha violencia de género. Mi hermana también fue abusada y se suicidó a los 17 años porque ya no podía cargar más con eso. Hoy tengo 18, esto pasó hace cinco años…mi hermana era lo mejor que tenía.
La forma en la que Abril se presenta no transmite angustia. Arma cada oración con calma mientras fuma un cigarrillo. Sonríe cuando habla de su hermana. En ella se ve la fuerza de la lucha.
Chispa: ¿Cómo llegaste al camino de la lucha?
Abril: Cuando pudimos con mi hermana contar lo que nos había pasado, que se lo contamos a la psicóloga, ahí empezó la lucha. Mi vieja empezó todos los juicios, nosotras hicimos Cámara Gesell (una habitación acondicionada para que declaren menores de edad) y yo era muy chica, no entendía nada. Después mi mamá hizo la película Ella se lo buscó, ahí entendí, ahí me enteré de lo que había sufrido ella, porque siempre nos trató de tapar lo que le había pasado por nuestra seguridad, por nuestra mentalidad, para no hacernos mierda de chiquitos. Cuando tenía 13 años que ya había fallecido mi hermana y no quería quedar como una piba más que fue violada, la hermana se le murió y la vieja hoy en día sufre epilepsia por unos golpes que recibió. La veía a mi vieja militar y me dieron ganas de militar para que cambie la situación.
CH: ¿Cómo fueron los primeros pasos?
Abril: Mi vieja nos decía: “bueno yo me voy ¿Me quieren acompañar?”. Yo no entendía, no quería entender, era re pendeja y listo. Ella no nos obligaba a ir, si no queríamos, no queríamos. Pero me invitó Juli, una amiga, al Encuentro Nacional de Mujeres. No sabía lo que era, nunca había ido, no sabía nada, entonces me invitó al pre Encuentro. Ahí conocí al grupo con las que hoy milito, que es un grupo genial. Me empezó la furia de querer ir, teníamos que empezar a movernos, a generar plata para poder pagar el cole. Me sentí tan bien en ese grupo porque era tomar mates, contar las experiencias de cada una y era lo mejor. Obvio que me daba vergüenza contar lo que me había pasado, pero cuando volví del Encuentro era como que lo contaba y descargaba. Te lo cuento para qué, si a vos te pasó lo mismo, lo cuentes o la que está escuchado del otro lado lo cuente porque no es algo para ocultar, es algo para pelear. No sabía el valor que tenía yo y militando me di cuenta lo que valgo como mujer, como sobreviviente.
CH: ¿Qué viviste en los Encuentros?
Abril: El primer Encuentro al que viajé fue en el 2015, fuimos a Mar del Plata y al taller que me mandé fue al de aborto. Era algo que desconocía, siempre estuve a favor porque creo que yo decido lo que hago con mi cuerpo, pero quería ir a ese taller para profundizar. Ahí me enteré cuantas pibas mueren por hacerse abortos clandestinos y me quedé helada porque no tenía idea. Yo pensé que una percha solamente se usaba para colgar una prenda. Desde ese Encuentro estoy esperando el próximo y quiero más. Quiero duplicarme para ir a todos los talleres.
CH: ¿Cómo fue la vuelta?
Abril: Les contaba a mis amigos. Con muchos discutía porque la tele les mostraba que íbamos a Mar del Plata, rompíamos todo y no era así, esa parte yo no la comparto. Les decía lo lindo que es, les hablaba de la marcha. En la marcha es como que tenés muchas emociones adentro tuyo que capaz que ni sabías que te iban a pasar en algún momento. Te dan ganas de gritar, de abrazarte con todo el mundo, de llorar por las que ya no están como Micaela, que era una piba que militaba y ayudaba una banda y hoy en día no está, no la tenemos. No quiero ser una Micaela. Volví y empecé a ayudar a las pibas para viajar a los Encuentros. Mi lucha es por la Emergencia Nacional y para que nos dejen de matar. Yo siento que voy al Encuentro y estoy salvando una vida.
¿Cómo es tu día a día?
Trabajo a la mañana, soy niñera. Antes dedicaba mis tardes a la siesta, ahora a la militancia, y a la noche estudio. Estoy con el plan social de la Corriente Clasista y Combativa, que se le arrancó al gobierno en las calles. Con eso y mi pequeño sueldo abastezco mis necesidades diarias que son más que nada pasajes, fotocopias, creo que se me va todo en la escuela. A la mayoría de mis amigos los mantienen los viejos, tienen ganas de irse a vivir solos pero no tienen los recursos. No tengo hijos y no pretendo tenerlos hasta tener mis cosas, que lo veo cada vez más difícil. Si tuviera un hijo no podría estudiar, no podría trabajar. Yo salgo a luchar porque quiero cambiar eso, quiero en algún momento poder decir listo, no me estoy cagando de hambre.
¿Cómo ves la situación actual?
Tenemos un gobierno que no nos ampara, no nos acompaña. Nos pone trabas. No nos da presupuesto, no hay laburo, la gente queda en la calle entonces se tira a la droga, se tira a salir a robar porque no tienen para comer. Por esas cosas me afilié a la JCR también me sumé a la CCC y se armó un merendero en el barrio Confluencia, en el que me daba miedo entrar cuando era chica. Mi vieja siempre me dijo: “no vayas de noche ahí sola”. La verdad que da lástima eso. Me da mucha lastima ver un pibe tirado drogándose para no ver su realidad. Lo entiendo al pibe, porque si no tenés un gobierno que te de las herramientas, no te da laburo, es casi obvio que te vas a tirar a algo que te llene la panza como el alcohol, que no sientas. El gobierno prefiere que estés sedado, que no veas la realidad en vez de que luches por tus derechos. Donde hay hambre tenés un derecho. Eso yo no lo veía antes, hoy sí.Cuando arrancamos con el merendero me re dolió ver a esos 30 nenes, con un frío de cagarse, en remera, jugando a la pelota para no sentir el frío. Después ver esos nenes como disfrutaban esa leche, ese mate cocido, esas tortas fritas calentitas y que se vayan con una sonrisa, que se vayan con un litro de leche para sus casas, me llenó el corazón. De ahí me dije y día a día me lo repito: estoy en el lugar en el que tengo que estar. También por eso damos la pelea en las urnas. Acá estamos en el Frente Neuquino. Macri, el MPN de Sapag y Quiroga son expresiones de lo mismo. Quieren ir a fondo con el ajuste y hay que pararlos.
Foto gentileza: 8300web
«Ella se lo buscó»
La frase que dijo un fiscal sobre la sobreviviente de un femicidio titula la película que cuenta su historia: Ella se lo buscó. La protagonista es la mamá de Abril, Ivana Rosales. En 2002 su exmarido Mario Garoglio la golpeó hasta creerla muerta, pero sobrevivió. Luego el femicida, que salió impune del proceso judicial, abusó sexualmente de sus dos hijas. Nuevamente no hubo justicia y Maikya no lo resistió. Hoy, Ivana y Abril siguen luchando juntas. La película completa está disponible en internet.