Su fuerte capacidad para fundirse con las masas,  su profunda humildad como dirigente clasista, su estilo de vida austero y la infinita confianza en el potencial revolucionario del movimiento obrero son las características que siempre mencionan quienes tuvieron la posibilidad de conocer a René Salamanca. A los 31 años asumió como secretario general del SMATA Córdoba. Un protagonista que marcó a fuego la historia del clasismo revolucionario argentino.

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Ganar el corazón y la cabeza. Desde joven trabajó como obrero metalúrgico, conoció en carne propia la explotación y fue viendo que la única salida era la revolución, encabezada por las masas obreras y uniendo a los sectores populares, por la que había que trabajar duro. Fue un hombre simple, humilde y que nunca utilizó sus posiciones sindicales para trepar escalones. Dio importantes pasos en su formación cómo dirigente en los 60, cuando organizó en la empresa Mira de Córdoba la agrupación de obreros metalúrgicos Felipe Vallese, de la que fue su principal referente. En 1968, a partir de su acercamiento y  amistad con Gody Álvarez, conoció al PCR y se incorporó a sus filas.

Lo que distinguía al camarada Pablo Rearte (nombre que adoptó en el Partido) era su capacidad de acercarse a sus compañeros: iba casa por casa, tomaba mate con ellos, escuchaba sus opiniones y después expresaba sus ideas. Supo ganarse el corazón y la cabeza de miles.

La recuperación del SMATA Córdoba. Como   miembro   del cuerpo   de delegados  de la Unión Obrera   Metalúrgica (UOM) participó del Cordobazo, aquel gigantesco ensayo revolucionario que mostró por esos años un camino de aproximación a la revolución.

Para René la planta cordobesa de IKA – Renault, era la fábrica más importante de la ciudad y sus obreros quienes podían incidir con más fuerza en el resto de la población. Se metió a trabajar ahí y desde abajo construyó la Agrupación Clasista 1° de Mayo, el Movimiento de Recuperación Sindical (MRS) y la Lista Marrón del SMATA con la cuál llegaría a la conducción del sindicato en 1972. La Lista Marrón fue un frente único integrado por obreros de distintas ideas y corrientes políticas, encabezada por el comunismo revolucionario, con Salamanca como candidato a Secretario General

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Una línea más vigente que nunca. Como dirigente del SMATA, impulsó una línea desconocida hasta entonces que le permitió nunca despegarse de las bases: siguió ganando como dirigente sindical lo que ganaba como obrero de la fábrica y combinar el trabajo de conducción con el retorno periódico a la producción. Salamanca fue a fondo en su planteo de que los sindicatos debían transformarse en herramientas útiles no sólo para la lucha gremial sino también para el combate político y revolucionario de la clase obrera. Para llevar a cabo ese objetivo era necesario fortalecer los cuerpos de delegados y las comisiones internas,  los que podían transformarse, con el protagonismo y la participación de las masas, en órganos de doble poder revolucionario.

Trabajó por la unidad con otros sindicatos y corrientes políticas.  Junto a los sindicatos de Luz y Fuerza, dirigido por Agustín Tosco, y la Unión Tranviaria Automotor de Atilio López, conformó el Movimiento Sindical Combativo. Allí se expresaban  tres grandes corrientes de la histórica CGT de Córdoba: una corriente peronista de base, una corriente de izquierda que se expresaba en delegados y activistas montoneros, del PC, ERP y radicales  y una corriente revolucionaria, clasista, de masas. Es unidad fue la mayor expresión de aquel movimiento obrero en ascenso.

 

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Enfrentar la dictadura con odio de clase. En 1974 denunció los preparativos golpistas y encabezando la lucha ante cada paritaria, sin bajar jamás ni una reivindicación, llamó a defender el gobierno de María Estela Martínez de Perón. El SMATA Córdoba fue intervenido y Salamanca tuvo que pasar a la clandestinidad, desde la cual hizo públicas dos cartas llamando a unir fuerzas contra el golpe. Afirmó que el mismo venía «para voltear las chimeneas» y que atrás de él estaban sectores «prorrusos y proyanquis». Así, tomando firmemente la línea del PCR, puso en debate entre los obreros mecánicos la política nacional y el futuro del país en momentos en que en esa masa la mayoría de las fuerzas fogoneaban el apoyo a los golpistas.

En la madrugada del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, fue detenido y desaparecido. Se dijo de él que fue «el primer desaparecido de la larga noche de la dictadura».

Textuales
“En el país se ha ido creando una situación golpista, como en 1955. Eso obliga a definirse con claridad a todo el mundo. Y yo ya estoy definido: yo estoy contra todo golpe de Estado, venga de donde venga”. René Salamanca: Carta abierta a los compañeros trabajadores, diciembre de 1974.

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